El Hijo del Santo puso punto final a 43 años de trayectoria en la lucha libre con una emotiva función de despedida en el Palacio de los Deportes, en la Ciudad de México, donde también presentó de manera oficial a Santo Jr. como el heredero de la histórica máscara plateada.
Ante miles de aficionados, el llamado “Enmascarado de Plata” cerró un ciclo que comenzó a principios de los años ochenta, cuando tomó el lugar de su padre, la máxima leyenda de los encordados mexicanos.
La función de despedida se realizó el 13 de diciembre en el Palacio de los Deportes, escenario elegido para el último combate del Hijo del Santo como profesional.
El recinto lució abarrotado por seguidores de distintas generaciones que acudieron para presenciar el final de una carrera marcada por campeonatos, duelos de máscara y cabellera, y giras internacionales.
Durante el evento, el luchador reiteró que, fiel a la tradición de su padre, no revelará su identidad civil al momento del retiro, reforzando así el carácter mítico de la figura de Hijo del Santo sobre el individuo detrás de la máscara.
Esta decisión subrayó el simbolismo de la noche: no se despedía solo un deportista, sino un personaje que forma parte del imaginario popular mexicano.
Uno de los momentos más esperados fue la presentación de Santo Jr. como tercera generación del legado plateado, acto con el que se confirmó de manera pública el relevo generacional.
El joven luchador, quien ya había tenido apariciones en carteles importantes, fue mostrado por su padre como el encargado de mantener viva la mística de la máscara que ha marcado la historia de la lucha libre mexicana.
En la misma velada, Santo Jr. protagonizó una lucha clave de su naciente trayectoria y se llevó una cabellera, resultado que reforzó el mensaje de continuidad deportiva y simbólica.
El abrazo entre padre e hijo en el centro del ring fue uno de los instantes más aplaudidos, interpretado por el público como el traspaso definitivo de la estafeta.
El Hijo del Santo debutó a inicios de los años ochenta, coincidiendo con el retiro de su padre, y desde entonces se consolidó como una figura central del pancracio nacional e internacional.
Te puede interesar: Video: Bad Bunny sorprende al asistir a la lucha libre con una máscara del “Místico” en CDMX
A lo largo de cuatro décadas acumuló campeonatos en empresas como AAA y el Consejo Mundial de Lucha Libre, además de reconocimientos de comisiones y promotoras dentro y fuera de México.
Más allá de los títulos, su imagen se convirtió en embajadora de la lucha libre mexicana en el extranjero, participando en funciones especiales, proyectos culturales y actividades de promoción del deporte espectáculo.
Con su despedida, cierra un capítulo fundamental en la historia del ring, pero al mismo tiempo se abre otro con Santo Jr., quien cargará ahora con la responsabilidad de honrar y actualizar la leyenda plateada para las nuevas generaciones.
Con información de Excélsior.
