Playa del Carmen, Mx.- Tu cuerpo es un templo, dice el refrán. Y la cultura fitness toma popularidad año con año: llevar una alimentación balanceada, comer orgánico, hacer ejercicio para alimentar al cuerpo como al espíritu.

Ir al gimnasio es parte de la rutina de millones de personas, a quienes no les importa pagar una mensualidad para poder hacer uso de instalaciones adecuadas con la asesoría de profesionales en el cuidado físico.

En Playa del Carmen, al igual que en Cancún, Mérida y Ciudad de México, cerró de manera literal de la noche a la mañana el gimnasio California Fitness.

Y cerró así porque los gimnasios fueron adquiridos por la cadena de bajo costo Smart Fit, para reabrir con este nombre a partir del 2 de enero.

Esto no dejó a decenas de personas sin empleo, sino también a varios clientes que ya habían pagado una membresía anual, sin tener un lugar donde hacer ejercicio.

Esto porque Smart Fit no se hace responsable de la cartera de clientes que tenía California Fitness.

El primero al ser otra empresa no reconoce los pagos que habían hecho clientes, hasta de doce meses de membresía pagados, y el segundo al no avisar a sus clientes que cerraría de manera definitiva y dar un reembolso.

Ser cliente de este tipo de gimnasios implica un riesgo de no saber cuando te dejarán botado.

El modelo de negocios de Smart Fit y California Fitness es exactamente igual y no se ha hecho justicia por las víctimas del California Fitness.

Ahora Smart Fit se empodera y cuenta con 14 unidades nuevas tan solo en diciembre, teniendo en total 253 gimnasios en operación; todo un emporio.

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Tiene más de 652 mil clientes, quienes en cualquier momento pueden sufrir la misma suerte que los del California Fitness. Y no hay autoridad que lo regule, pues presuntamente desaparece su razón social, por lo que no hay empresa a la cual demandar.