“Es un cobarde”. Así describió el alguacil del condado de San Jacinto, Greg Capers, al mexicano Francisco Oropesa, detenido este martes, tras cuatro días de cacería, por el asesinato de cinco vecinos hondureños en Texas, Estados Unidos.
Capers detalló en conferencia de prensa que Oropesa fue detenido en una casa. Específicamente “en el clóset, debajo de la ropa”, en una ciudad del condado de Montgomery, a unos 50 kilómetros de la escena del crimen.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) recibió un tip que le permitió acercarse a la zona donde se ocultaba Oropesa, y revisó “casa por casa”. Más de 200 agentes participaron en la cacería del mexicano desde que el viernes asesinó a sus vecinos, incluyendo un niño de 9 años, molesto porque le habían reclamado por estar disparando su rifle AR-15 y no dejar dormir a un bebé.
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Con ese mismo rifle, Oropesa, de 38 años y quien ingresó ilegalmente a Estados Unidos, asesinó a sus vecinos a sangre fría.
“Tengo buenas noticias, el sospechoso está bajo custodia”, dijo Capers, quien añadió que el arresto se produjo alrededor de las 18:45 y que la recompensa de 80 mil dólares que se ofreció por información que condujera a la detención de Oropesa, será entregada al informante.
Oropesa se ocultó en la casa de familiares, que anoche fueron interrogados. El mexicano tiene además antecedentes por violencia doméstica.
El fiscal de distrito del condado de San Jacinto, Todd Dillon, dijo que Oropesa, de 38 años, presuntamente atacó a su esposa el 14 de junio pasado.
Ella llamó a la Oficina del Sheriff del Condado de San Jacinto para denunciar que Oropesa estaba borracho y la había agredido físicamente, dijo Dillon.
Con información de: El Universal