El vuelo 2480 de United Airlines, que despegó de San Francisco rumbo a Houston, se transformó de un día complicado a un ejemplo de solidaridad.
Tras un aterrizaje de emergencia en Albuquerque, Nuevo México, provocado por una emergencia médica, el piloto decidió tomar las riendas para aliviar las tensiones y alimentar a los 153 pasajeros a bordo con una sorpresa: una fiesta de pizza.
El vuelo despegó puntualmente, pero todo cambió cuando los asistentes de vuelo desaparecieron hacia la parte trasera de la aeronave.
“Me di cuenta de que algo raro pasaba cuando no había asistentes a la vista”, relató Tanya Stamos, una de las pasajeras.
Más tarde, el capitán informó por altavoz que buscaban médicos voluntarios para atender una situación médica y anunció un desvío al aeropuerto de Albuquerque. El avión aterrizó a las 16:15 horas, donde una ambulancia esperaba para trasladar al pasajero afectado.
Sin embargo, la emergencia provocó que algunos miembros de la tripulación superaran el horario máximo permitido por la Administración Federal de Aviación (FAA), lo que obligó a los pasajeros a esperar por una nueva tripulación antes de continuar el viaje.
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Con el aeropuerto de Albuquerque a punto de cerrar y los pasajeros esperando sin opciones de comida, el piloto decidió tomar la iniciativa. En un gesto que rápidamente se viralizó en TikTok, ordenó 30 pizzas de una pizzería local para alimentar a todos los viajeros en la puerta de embarque.
“Nuestro piloto es absolutamente asombroso”, escribió Stamos en su publicación. “Se aseguró de que todos comieran antes de que él mismo tomara un plato”. “Todo el mundo siempre piensa que algo negativo sucede en este mundo. Lo que me llevo de esto es que la bondad siempre prevalece”, reflexionó en declaraciones al matutino Today de NBC.
United Airlines confirmó la acción y elogió al piloto por su amabilidad. “Nos encanta ver a nuestros pilotos hacer todo lo posible por nuestros clientes cuando sucede lo inesperado”, declaró un representante de la aerolínea.
El piloto también organizó la distribución de las pizzas con la misma precisión que un embarque, asignando los turnos según los asientos de los pasajeros. Según Stamos, el piloto no solo supervisó el reparto, sino que también se encargó de reemplazar las cajas vacías por otras llenas.
Finalmente, la nueva tripulación llegó y el vuelo continuó hacia Houston, aterrizando en la madrugada del día siguiente. Aunque el retraso fue largo, la experiencia dejó a muchos con una sensación positiva.