El Chelsea de la Premier League de Inglaterra enfrenta múltiples problemas. Su dueño, Roman Abramovich, primero se hizo a un lado y dejó el equipo en manos de la fundación del club para evitar estas dificultades. Pero eso no fue suficiente. Anunció entonces que vendería al equipo, pero que el proceso tomaría un tiempo para no desestabilizar al club. Pero ahora el gobierno británico ha impuesto una serie de sanciones al magnate ruso. Esto implica que el club no podrá ser vendido. Y no es el único obstáculo.
El Gobierno de Reino Unido ha sancionado a empresarios rusos que tienen negocios en Inglaterra tras la invasión a Ucrania orquestada por Vladimir Putin. En el caso de Roman Abramovich todos sus activos han quedado embargados o congelados, incluido el equipo de futbol.
Con esto, la venta del Chelsea ha quedado pospuesta. Incluso ya habían surgido los nombres de algunos interesados.
El club respondió que estaba enterado de las sanciones al propietario y las afectaciones. Dijeron que jugarían sus partidos y que después entablarán el diálogo con el gobierno.
Pero eso no es todo. Hay más sanciones y problemas para el equipo campeón de la Champions League.
El Chelsea podrá seguir jugando en la Premier League, pero no podrá vender más boletos. Tampoco puede fichar nuevos jugadores y ni siquiera puede renovar contratos de los actuales futbolistas de la plantilla. Por si fuera poco podrían quitarle hasta 9 puntos, lo que lo condenaría a quedar fuera de puestos europeos.
Y por si no fuera suficiente hasta su principal patrocinador, el que aparece en el pecho en su camiseta, ha roto acuerdos con el equipo. Y su logo ya no aparecerá por ahora en los uniformes del conjunto inglés.
Y mientras esta tormenta causada por la invasión de Putin a Ucrania continúa, y afecta a todos los rusos y sus negocios en el mundo, el equipo está a unos minutos de salir a jugar. No se sabe con qué uniforme saldrá ni cuál es el estado anímico de futbolistas y cuerpo técnico y todos en el club, pero como profesionales saldrán a cumplir.
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Sin duda que es lamentable cuando la política interviene en el deporte en general y el futbol en particular. Por ahora el Chelsea enfrenta un sinfín de problemas porque su dueño es amigo del presidente Vladimir Putin, repudiado por haber invadido Ucrania. Pero eso poco tiene que ver con este equipo de futbol.
Habrá que esperar a ver qué ocurre con el club y cuáles son las sanciones finales y qué tanto afectan al actual campeón de la UEFA Champions League.
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