Todos los días, de lunes a domingo y sin descanso, niños son explotados en Veracruz, Puerto, en la avenida Rafael Cuervo con Miguel Ángel de Quevedo.

Por la mañana llega un taxi con costales de limón, de donde descienden tres adultos y un menor de edad, a veces también van dos niñas pequeñas de no más de cinco años de edad.

Mientras los adultos se quedan en una esquina supervisando a los pequeños, estos deben hacer malabares en un crucero transitado por varios automóviles o vender bolsitas de limones.

Solo los niños trabajan, pues los adultos permanecen descansando y observándolos, en lo que se podría considerar como explotación infantil.

Quienes más corren riesgo son las niñas por su corta edad pues por esa avenida pasan también vehículos de carga pesada, que por su altura podrían no verlas y ellas sufrir un accidente.

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