Con el alza en los precios de la luz y el gas, el descenso en las temperaturas es un poco más dura. La crisis energética podría incidir aún más en la tendencia alcista y hay quien no podría hacer frente a tanto gasto; además, los fríos se acercan y se prevén temperaturas por debajo de lo normal.
Durante el invierno, mantener el hogar cálido puede ser un desafío, sobre todo si busca reducir el consumo de energía sin sacrificar la comodidad. Le compartimos estrategias y consejos que ayudarán a conservar el calor de forma económica, cuidando la salud y el bolsillo.
El frío en el hogar no sólo genera incomodidad, también puede afectar la salud. Vivir en un entorno así incrementa el riesgo de padecer enfermedades respiratorias como bronquitis o neumonía, y puede agravar afecciones crónicas.
Además, las personas mayores son especialmente vulnerables a problemas cardiovasculares y de movilidad en esos ambientes.
Exponerse a bajas temperaturas debilita el sistema inmunológico, provocando infecciones durante invierno. Para evitar esos riesgos, es fundamental mantener el hogar a una temperatura confortable: lo ideal es entre 18 y 21 grados Celsius.
Mantener el hogar cálido en invierno empieza sin gastar mucho al elegir buenos materiales y aislantes. Al mejorar el aislamiento térmico se evita la pérdida de calor y se reduce el usar de la calefacción. Compartimos algunos materiales eficientes y fáciles de instalar.
Técnicas
Aislamiento en paredes y techos: materiales como la fibra de vidrio o la lana de roca retienen el calor y bloquean el frío. Un buen aislamiento puede reducir hasta 30 por ciento la pérdida de calor, ayudando a mantener el hogar cálido sin elevar el recibo de luz.
Ventanas de doble acristalamiento: La mayoría del calor se pierde por medio de las ventanas. Optar por unas con doble acristalamiento o PVC reduce significativamente esa pérdida y evita que el frío entre desde el exterior, logrando así un ambiente más cálido.
Selladores para puertas y ventanas: Una medida sencilla y económica es instalar burletes de goma o silicón en las puertas y ventanas para sellar las pequeñas aberturas. Eso evita que el aire frío entre, mejorando la eficiencia térmica del hogar.
Además de los materiales aislantes, hay técnicas que ayudan a conservar el calor sin depender tanto de la calefacción.
Aprovechar la luz solar: en el día, abre las cortinas para que la luz solar entre y caliente naturalmente. Por la noche, cierra las cortinas gruesas para conservar el calor acumulado en el día.
Uso de alfombras y cortinas gruesas: las alfombras aíslan el suelo del frío y aportan confort. Las cortinas gruesas en ventanas funcionan como una barrera térmica adicional.
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Reorganizar los muebles: coloque sofás y camas cerca de paredes internas y lejos de ventanas para evitar la exposición directa al frío. También, asegúrese de no bloquear fuentes de calor con muebles para facilitar la circulación de aire caliente.
Con esas técnicas y materiales es posible lograr un hogar cálido en invierno, sin gastar mucho en calefacción. Así, no sólo se disfruta de un ambiente confortable, sino también se contribuye al ahorro energético, logrando un balance entre bienestar y economía.
