Los arrecifes de coral son un preciado recurso natural, vital para la vida marina. Por ello es que estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para restaurarlos y evitar que sea mayor el daño que los propios seres humanos les hemos causado.

¿Qué es lo que hacen?  Un investigador y estudiantes simularon procesos hidrodinámicos para ayudar a la restauración de los arrecifes coralinos.

Mediante un comunicado se informó que en el grupo de Ingeniería Oceanográfica y Costera, del Instituto de Ingeniería, el investigador Rodolfo Silva Casarín y sus alumnos estudian las funciones hidrodinámicas de los corales, como la filtración de sedimentos finos.

“Esta información nos da elementos para saber qué hay que empezar a restaurar a partir de tener oleaje e hidrodinámica, características de agua y otros elementos. Entonces el arrecife coralino ya tiene las condiciones para poder desarrollarse”, explicó el investigador.

Los especialistas recalcan que los arrecifes de coral son sistemas frágiles muy sensibles a los cambios de temperatura. Y están en peligro por el cambio climático que provocan los gases de efecto invernadero, la acumulación de plásticos y desechos marinos, así como la acidificación de los océanos por la actividad costera y acciones como la pesca con explosivos, pesca con cianuro para acuarios, utilización excesiva de los recursos de los arrecifes.

Es decir, cualquier actividad que deja desechos en el mar o el aumento de la temperatura de los océanos afectan de manera importante a los arrecifes de coral.

Sin embargo, cuando estos no han sido destruidos por completo, existe la posibilidad de que se regeneren.

Por ejemplo, cuando los arrecifes son dañados por el encallamiento de una embarcación o por una enfermedad, pero no han llegado a un punto de destrucción de no retorno, aún se pueden hacer labores de restauración, pues dependen de la calidad del agua, que no esté turbia y se permita la entrada de luz.

Por ello en el laboratorio buscan reproducir el mismo ambiente de los corales, para intentar reproducirlos.

“En el laboratorio utilizamos instalaciones en donde se reproduce la dinámica del sedimento de los arrecifes y todas las propiedades físicas que están en torno a él, la resistencia que tiene el arrecife al choque de las olas del mar. En un canal de 20 metros de largo generamos oleaje y viento en condiciones controladas, y podemos ver el efecto de un huracán en el agua”, explican los expertos.

Y en en otro canal, de 40 metros de largo, el equipo puede moldear oleaje y corriente hasta 1.20 metros de profundidad, por lo que están reproduciendo la parte física del ecosistema y no la biológica.

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La importancia de los arrecifes de coral es que aunque ocupan menos del 0.1 por ciento de la superficie total de los océanos, representan el 25 por ciento del hábitat de las especies marinas, es decir la cuarta parte de las especies.

Por ello es de destacar la labor de este investigador y de los alumnos de la UNAM, quienes buscan estrategias que permitan agilizar la recuperación de los corales marinos.

Con información de Sin Embargo y la UNAM.