Ciudad de México.-Sin duda esta escultura se ha convertido en una referencia entre la comunidad, pues se camuflaba cada mañana entre “el godinerío” como se dice a forma de modismo, localmente, a los oficinistas que caminan por Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, hacia su trabajo. Para buena fortuna se trabaja hoy para que “El hombre del portafolio”, una obra abrazada por la comunidad, vuelva a estar de pie, tras la vandalización sufrida hace unos meses, hecho que, como su creador, el escultor Miguel Peraza ha dicho, lo convirtió en una “anti escultura”.

Entrevistado por Quinta Fuerza, Miguel Peraza, refiriéndose a la destrucción de esta obra, dijo que “la preservación del patrimonio cultural o el capital cultural de una sociedad comienza por cuidar lo que tenemos y es algo que no se sabe cómo o por qué sucedió. Más cuando la sociedad lo tiene asumido como parte de su vida cotidiana. De hecho, lo han subtitulado y le han dado otros nombres porque es parte de la vida de la Ciudad de México”.

“La apropiación social es muy importante porque no nos pasa a todos los artistas, que la gente se apropie de las obras como puntos de referencia, como pasa con El Ángel de la Independencia o en su momento, ‘El Caballito’ de Carlos IV de Tolsá. Cuando la sociedad abraza una obra, es un fenómeno trascendente porque hay una comunicación entre el observador, la vivencia y la obra. Ese fenómeno sucede generalmente cuando los artistas han pasado muchos años por la faz de la Tierra, para poder entender qué querían decir. Y por eso, esta oportunidad es gigantesca”, expresó.

Miguel Peraza, informó que actualmente la obra se encuentra en restauración y además se organizó una carta de petición al Gobierno de la Ciudad de México, para su investigación y reinstalación. “La carta está firmada por intelectuales, políticos, artistas nacionales e internacionales, instituciones, personalidades de alto nivel en diferentes ámbitos y no solo en el ámbito plástico, sino que, de diversas disciplinas, además de la comunidad en general, nos ha apoyado muchísimo, enviando Hashtag y fotos de cómo convivieron con la escultura”.

Para lograr la restauración el artista imparte cursos para recaudar fondos, como “La piedra que camina”, donde se incorporarán artistas, académicos, y personas en general que apoyan el regreso de la escultura. “En realidad es un conjunto escultórico, pues ‘El hombre del portafolio’ forma parte de otra sección formada por una cabeza de caballo de ajedrez y un escultor tallando la cabeza de caballo, pero actualmente se le conoce como ‘El conjunto del hombre del portafolio'”.

“Recordemos que el año pasado un Minicoper se estrelló contra el Caballo y luego en mayo pasado, la figura del hombre fue derribada y vandalizada. “Ahí comenzó el problema, ahí iniciaron los daños y las recuperaciones que me ha llevado mucho tiempo. La idea es que se preserve el sitio para que ahora que se terminen de restaurar, sean colocadas dignamente”, informó el artista.

¡Volverá a su espacio más recordado!

El artista, señaló que recientemente el Gobierno les extendió una respuesta, cosa que se ha complicado mucho por la pandemia. “Pareciera un capricho tener una comunicación en torno a un problema Patrimonial, pero no darle seguimiento sería como no pensar en las generaciones venideras y en la herencia que les estamos dejado. Hay una buena voluntad del Gobierno, al menos para preservar el espacio de las esculturas mientras son arregladas y luego hacer la instalación como debe de ser”.

Por ahora, el escultor invitó a la comunidad en general, a firmar la carta para apoyar la restauración y reinstalación de la escultura y a seguir las actividades que se realizan para juntar los recursos y que esto avance y sea posible. “Es el monumento a todos, hombres y mujeres trabajadores. Pero, así como está destruido es el anti monumento sin el trabajador. La idea es que recupere su lugar y podamos anunciarlo a tambor batiente.

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Obra patrimonial

Cabe decir que, como el escultor explica, “El hombre del portafolio” forma parte de un conjunto escultórico preparado para la casa de bolsa Probursa, ya desaparecida. Por eso está compuesta por el emblema de la empresa (un caballo de ajedrez),por la figura de un escultor labrando con su cincel una gran roca desde donde surge la cabeza de un caballo de dos metros, y muy cerca está el personaje urbano con traje y portafolio, sin pedestal, que es de tamaño natural.

Por esa cercanía con su entorno, la obra, que en sus inicios fue colocada sobre Periférico, luego en Paseo de la Reforma y Montes Urales y posteriormente en el lugar más recordado que era frente a la Torre Bancomer, se mimetizaba entre los trabajadores que iban hacia sus oficinas cada mañana entre sorbo y sorbo de café, o de vuelta a casa cada tarde.