Brasil.- Hasta hace una semana, las despensas de la familia Barros estaban vacías, pero ahora la comida no les cabe en los estantes, pues el brasileño Miguel Barros, de 11 años, uno de ocho hermanos, llamó a la policía desesperado porque en su casa no había comida.
Y es que este pequeño joven se comunicó con el servicio de emergencia pues durante tres días su madre apenas le había podido ofrecer a él y a sus hermanos harina de maíz y agua.
Cuando el encargado preguntó cuál era la emergencia, el niño solo respondió que no había nada para comer en casa.
Es así como enviaron una unidad a la vivienda a ver qué pasaba, pues al principio pensaban que era una negligencia por parte de la familia.
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Sin embargo, cuando llegaron a la zona se dieron cuenta de una realidad que afecta a muchas familias latinoamericanas, pues la madre lucha para alimentar a la familia mientras los alimentos suben y disminuyen los ingresos.
Es así como los oficiales se fueron a un supermercado y regresaron con una caja de alimentos, incluso con donaciones del dueño, la prensa recogió esta historia y se hizo viral.
Poco a poco la vivienda se llenó de donaciones, al punto que ya no saben en dónde poner tantos alimentos, llegando hasta comida que ellos no saben qué es.
La madre del menor indica que ha tenido varios trabajos para mantenerse ella y sus ocho hijos, pero ya no pudo más durante la pandemia.