Chetumal.- Rolando C., hijo del dueño de la taquería “Forasteros”, ni siquiera tocó la cárcel después de presuntamente golpear con salvajismo a su ex pareja, quien quedó con la cara fracturada y desnuda en medio de la calle, hecho que ha generado la indignación de la ciudadanía, que ha convocado ya a una manifestación.

La mujer quedó con la mandíbula rota, sin varios dientes, con varias uñas arrancadas y con estallido de glóbulo ocular, por lo que posiblemente quede ciega.

Agentes de la Policía Estatal detuvieron anoche a este hijo de empresario, con las manos ensangrentadas, después que, según testigos, golpeara a puño limpio a su ex pareja, quien resultó con el rostro prácticamente deforme y desnuda, pues él presuntamente la arrastró hacia la calle.

Sin embargo, a pesar de la gravedad de los hechos, los agentes lo acusaron de una falta menor y ni siquiera se lo llevaron a los separos, quedando en libertad inmediata.
Este actuar sería negligente y violatorio de la ley, pues la mujer corre riesgo de quedar ciega, por lo que procedía la detención preventiva, además de la presentación del sospechoso ante el Ministerio Público.

CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD

Se rumora que detrás de esta inexplicable conducta por parte de los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Quintana Roo, está la influencia del jurídico de la Policía Estatal Preventiva, quien tendría amistad con el padre del presunto agresor.

El caso ya ha generado indignación en las redes sociales, al grado que ya se ha convocado a una marcha, esta tarde a las 17 horas afuera de la Fiscalía General del Estado, instancia que nunca recibió al acusado pero que podría proceder de oficio.

A través de un comunicado, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo condenó la falta de perspectiva de género por parte de la Policía Estatal, en el manejo de este caso, por lo que ya abrieron una queja de oficio.

También se pronunciaron en contra de la publicación de fotos de la mujer golpeada, por parte de un periódico amarillista de circulación estatal, vejatorios hacia la dignidad de esta víctima.