CANCÚN, MX.- La detención y pronta liberación del ex secretario de Finanzas y Planeación, Juan Melquíades Vergara Fernández, ha dividido a la opinión pública.

Algunos consideran fue un acto de revancha, tras la detención de los principales imputados por el saqueo y mal manejo de los bienes y recursos públicos,  Roberto Borge Angulo, Gabriel Mendicuti Loría y Mauricio Góngora Escalante.

Otros, ven el caso como parte de la guerra sucia que ya se libra en el proceso electoral, al ser Vergara Fernández uno de los aspirantes con mayor posibilidad de obtener una diputación federal.

Desafortunadamente, cual sea la razón de esta acción por parte de la Procuraduría General de la República (PGR); los supuestos motivos del Sistema de Administración tributaria (SAT); haya o no un acuerdo para el pago de supuestos adeudos fiscales entre las partes involucradas; el resultado más que afectar al pre candidato perredista, fue una especie de experimento para desacreditar la labor de un gobierno.

Recordemos que la detención y posterior extradición desde Panamá a México, de Roberto Borge Angulo, no fue un logro del gobierno quintanarroense, sino la reacción del gobierno federal a una denuncia del primero.

En el caso de Mendicuti Loría y Góngora Escalante, ya se ha dicho antes, el mérito no es tampoco del gobierno estatal, sino de los organismos a quienes se les encomendó dar con el paradero de éstos y otros que siguen prófugos.

El gobierno estatal ni siquiera se ha acreditado o auto reconocido el éxito que significa asegurar a los presuntos responsables. Por el contrario, siguen trabajando el expediente a fin de recuperar los recursos.

El caso del ex secretario Juan Vergara, hay quienes lo quieren utilizar para desacreditar erróneamente al gobierno estatal, pretendiendo que la sociedad crea que quienes llevan las riendas siguen los mismos pasos de sus antecesores.

Ante la transparencia en la rendición de cuentas con que se ha conducido este gobierno, los que pretenden ser la piedra en el zapato, no podían desaprovechar esta oportunidad que ni siquiera ellos planearon, y poner en tela de juicio todo lo hecho hasta ahora.

Pero, así como ha reaccionado el gobierno quintanarroense, tras la captura de los ex funcionarios, respetando el estado de derecho; así también reaccionó tras la detención de Juan Vergara, dando un mensaje claro de que no utilizarán los recursos y el aparato del estado para ayudar a un particular.

Si se lo hubiera propuesto, el gobierno habría derrochado millonarios recursos tratando de comprar a los medios informativos con el objetivo de no difundir esta noticia, tal y como ocurría en los sexenios anteriores donde los gobernadores en turno, utilizaron el dinero del pueblo para comprar la conciencia de varios medios y de esta manera no fueran exhibidas cada una de las malas acciones de sus administraciones.

Estos provocadores, olvidan que ahora sí hay una libertad de expresión y que el gobierno en turno ha aceptado las críticas y sus errores para corregirlos.

Por esto, se ha mantenido tranquilo, sin sentirse afectado por el trabajo hecho por Juan Vergara en la Sefiplan pues, así de simple, tienen las manos limpias…