La actual legislatura del Congreso del Estado ha tenido uno de los primeros años más improductivos en la historia de Quintana Roo, al suspender de manera reiterada las sesiones por pleitos internos, mientras la entidad atraviesa una gravísima crisis sanitaria, económica y social. A pesar de que los diputados han antepuesto en todo momento sus propios intereses a los de la ciudadanía, el petista Roberto Erales tiene la audacia de afirmar que su falta de trabajo es por intervención del Ejecutivo.
Los arranques de la legislatura anterior y la actual son muy similares, en lo accidentados. En la XV Legislatura, el PRI que llegaba como primera minoría fue sorprendentemente desplazado por una coalición de las fuerzas “del cambio”, lo que generó desaveniencias y hasta gritos. En la XVI, el bloque de Morena frenó un intento de los diputados salientes de instalar su legislatura, pero luego procedieron a salirse de ley, al evitar la formación de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, lo que tuvo que ser revertido.
Ambos inicios fueron cargados de fervor político y argucias procesales, pero la diferencia es que superada esta coyuntura, los diputados de la XV Legislatura se abocaron a trabajar, pues para eso fueron electos por sus representados. En cambio, los legisladores actuales se han enfocado casi exclusivamente a sus pleitos internos y la lucha por el poder. Han pasado meses y meses, y todavía no hay un acuerdo siquiera en este punto.
La coordinación de la bancada de Morena, a la que le corresponde la Presidencia de la Jugocopo en este primer año, ha pasado de mano en mano, cada bando intentando sabotear al opuesto para evitar lograr el cambio. El colmo sucedió cuando Reyna Durán Arceo, para no entregar la Presidencia del Congreso, ordenó el cierre de todas las actividades, con la excusa del Covid-19, justo cuando más se necesitaba que reajustaran el presupuesto y dictaran medidas de salud.
El Congreso fue reabierto solo cuando la morenista obtuvo la promesa de sus compañeros de que no la sacarían de la coordinación, aunque los pleitos internos han continuado.
Ahora, se ha desatado otra parálisis legislativa, pero del bando opositor a Reyna Durán.
Los demás diputados de Morena, PVEM y PT, se niegan a acudir pues saben que se modificará la Ley Orgánica, que delimita las atribuciones de la Jugocopo. Por ello, ya en tres ocasiones se han ausentado a las sesiones extraordinarias convocadas, con lo que se frenan otras iniciativas en materia de trasparencia, violencia de género y más.
De la agenda legislativa que se plantearon, apenas se ha avanzado en algunos pocos temas. Las iniciativas se acumulan y todo indica que la mayoría terminará solo como “buenas intenciones”. Los ciudadanos a través de sus impuestos pagan millones de pesos anuales para este Poder Legislativo que en lugar de trabajar para ellos se encuentra inmovilizado, pues lo que más les importa es quién administra los recursos.
Sabiendo todo esto, resulta inaudito que el coordinador del Partido del Trabajo, Roberto Erales, asegure que no han trabajado por “interferencia” del gobernador. Quien ha faltado a las últimas tres sesiones convocadas es él, junto con otros 13 diputados de su bloque. Los que han estado enfrascados por casi un año en esta estéril lucha de poder son los legisladores de su bloque.
Si por lo menos tuviese un trabajo que lo avalara en este primer año de la legislatura, podría permitírsele abordar temas políticos, pero no es así.
Quintana Roo atraviesa una de sus peores crisis económicas y no existen decretos para auxiliarnos. Es una vergüenza y un cinismo que Roberto Erales quiera culpar a otros por su propia ineptitud y falta de madurez política.
