La enfermedad del beso, técnicamente llamada mononucleosis es una infección viral que se transmite principalmente a través de la saliva, pero también puede contagiarse por otros fluidos corporales como la sangre y el semen.
Es causada por el virus de Epstein-Barr (VEB), que pertenece a la familia de los herpesvirus. Aunque no suele ser grave, puede ocasionar una serie de síntomas molestos que afectan el bienestar general y permanecer desde algunas semanas hasta varios meses.
La enfermedad del beso está ganando espacio en la conversación pública. En Perú, entre enero y agosto de este año solo, se registraron 71 casos. En la Argentina se constató la muerte de una chica menor de edad en octubre de 2024.
La mononucleosis se revela como un estado gripal inespecífico. Los síntomas más comunes son fiebre alta; dolor de garganta; decaimiento general; inflamación de los ganglios, sobre todo los del cuello, y pérdida de apetito.
En algunos casos tras la enfermedad del beso puede aparecer dolor abdominal, pero sí es frecuente la inflamación del hígado. Por eso a los chicos con signos de insuficiencia hepática se les hace una prueba de laboratorio para descartar o confirmar esta infección.
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¿Riesgo de cáncer por la enfermedad del beso?
Uno de los aspectos más preocupantes es la posibilidad de que, años después de la infección, los pacientes puedan desarrollar linfomas, específicamente el de Burkitt. Es el subtipo de linfoma más agresivo. Debido a que comienza y se propaga muy rápidamente, debe tratarse con quimioterapia intensiva después del diagnóstico.
La mononucleosis afecta principalmente a adolescentes y adultos jóvenes, aunque también puede presentarse en niños a partir de los 8 o 9 años. Los deportistas deben tener especial cuidado, ya que el agrandamiento del bazo durante la enfermedad puede conllevar graves riesgos.
Prevención y cuidados
Evitar compartir cubiertos y objetos personales: se recomienda no compartir vasos, cubiertos, botellas, cepillos de dientes, ni ningún otro objeto personal que pueda haber estado en contacto con la saliva de una persona infectada.
Mantener una buena higiene: es fundamental practicar una buena higiene personal, como lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de haber estado en contacto con personas enfermas o haber tocado objetos que puedan haber estado contaminados.
Evitar el contacto cercano con personas infectadas: al ser una enfermedad transmisible por la saliva, es recomendable evitar besarse o tener contacto íntimo con alguien que esté infectado con el virus de Epstein-Barr. Además, es importante evitar compartir actividades como comer o beber en grupo.