Entre 2015 y 2019, bajo el nombre de chakay ─langosta de mar en maya─ los pescadores de las cooperativas de Cozumel, Banco Chinchorro, Punta Allen y Punta Herrero, en Quintana Roo, comercializaron el crustáceo, su especie comercial desde hace más de 60 años.
Los pescadores de Cozumel buscan alternativas al mercado tradicional para posicionar la langosta que capturan con prácticas sustentables, enfrentándose a la falta de información y acuerdos comerciales justos.
La langosta del Caribe tiene un lugar en el mercado internacional. Los pescadores saben por sus compradores, comercializadoras de pescados y mariscos, que la langosta que capturan artesanalmente a comercios y restaurantes de China o Singapur.
En cuanto al mercado nacional desconocen qué pasa, principalmente si tiene presencia en los supermercados minoristas como Chedraui, Walmart, Costco, H.E.B, entre otros, pese a ser importantes puntos de venta de pescados y mariscos en el estado y el país.
“Hubo un tiempo entre 2015 y 2017, cuando estaba la marca Chakay, que había una trazabilidad del producto. Llegaba (a tiendas minoristas) por parte de un intermediario y ellos nos informaban.
“Nos tocó ver nuestra langosta viva en el Chedraui Selecto de Mérida (Yucatán), pero ahora no tenemos esa información y la mayoría de clientes exportan el producto”, explicó Miguel Canto, ingeniero civil y pescador de la Cooperativa Pesquera Cozumel.
Se refiere a la información del recorrido que realiza el producto pesquero desde su captura hasta el consumo. Sin embargo, en el sector son comunes intermediarios mayoristas y minoristas que no rinden cuentas sobre el recorrido del producto.
Trazabilidad
La langosta del Caribe es una especie de alto valor comercial y hay riesgo de sobreexplotación, pero los propios pescadores respetan las tallas sacando sólo las mayores a 13.5 centímetros, como establece la ley. Tampoco extraen las que tengan hueva (estén embarazadas).
Asimismo, destacan por establecer refugios pesqueros destinados a la repoblación y donde no se permite la captura, como en la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, lo que contribuye a los esfuerzos de conservación de esa área natural protegida (ANP).
Para realizar estos esfuerzos las cooperativas pesqueras también se apoyan de otras organizaciones civiles y especialistas en el sector pesquero como Comunidad y Biodiversidad (Cobi) y El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).
Actualmente, la Cooperativa Pesquera de Cozumel tiene 57 socios pescadores que comercializan la langosta en tres presentaciones: viva, congelada y cola de langosta.
Una vez que se captura la langosta, conforme el pedido, se lleva a Playa del Carmen o Puerto Morelos para su entrega y conclusión del proceso de los pescadores. Son los intermediarios quienes continúan con la venta y exportación al mercado internacional.
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A los pescadores aún les interesa la trazabilidad de su producto. Este año tienen una certificación de Fishery Progress y colaboran con un cliente, quien les ha ayudado en un nuevo etiquetado de códigos QR, con lo que esperan seguir llegando a otros mercados.
“El tema comercial se ha complicado y sería bueno tener nuevas alternativas para no depender sólo del comercio tradicional”, expresó Canto. (Con información de Animal Político)
