Los residentes de la zona de Valencia, España siguen padeciendo los efectos de DANA, el fenómeno meteorológico más fuerte que ha afectado esa región en lo que vas del siglo. No solo la ayuda ha tardado en llegar. A ello hay que sumar que no se han rescatado muchos de los cuerpos de los fallecidos.

Por ello los ciudadanos pide a todos los niveles de gobierno que hagan algo para rescactar los cuerpos que ya se encuentran en descomposición luego de varios días.

“Es una vergüenza que después de varios días no haya venido ninguno de los cuerpos oficiales del Estado. Esto es inhumano”, denunciaba Irina Bravo, residente de 40 años de edad de la zona de Alfafar, en Valencia, y quien en medio de esta tragedia intentó festehar el cumpleaños 15 de su hija, para olvidarse un momento de todo.

Hay decenas de vecinos inconformes, cuando no furiosos en la zona cero del desastre. Se declaran desatendidos por el gobierno de España y aseguran que la única ayuda y comida que han recibido ha venido de manos de civiles voluntarios.

“Los tres primeros días ha sido la gente la que ha sacado las castañas del fuego. La gente es la que ha limpiado el barro de las calles para poder acceder”, comenta Eloy Idala, de 41 años, sentado en una lavadora enterrada por el fango en plena vía pública. Y remarca que “solo el pueblo salva al pueblo”.

“Me da rabia que salga en la tele que no hace falta ayuda, que está todo organizado. Es mentira, no ha venido nadie a ponerse en contacto con nosotros. No queremos ayudas, queremos que recojan a la gente muerta de la calle”, sentenció Irina desde el espacio de su donde donde se encuentra todo lo que pudo rescatar junto con su familia tras la emergencia por DANA.

Varios días después de la DANA, el sinfín de automóviles estrellados, apilados o clavados en el lodo son la cara más apocalíptica del panorama en España. Los hay por todos lados y en los lugares más insospechados: en la segunda planta de una casa, en el campo de futbol de una escuela, en las ramas de un olivar o en las orillas de las carreteras. 

Y ahora se suma la emeergencia sanitaria. El barro se ha convertido en un caldo insalubre y pestilente. Se ha mezclado con los aceites de vehículos. Basura, heces y orines también subyacen bajo el lodo, lo que hace de una simple cortada una herida potencialmente peligrosa. El sábado 2 de noviembre, 19 voluntarios fueron hospitalizados por inhalación de monóxido de carbono, mientras limpiaban un sitio.

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Pese a todo,  nada detiene a los cientos de civiles que se ven por toda la ciudad de Valencia, España caminando con palas, escobas, carros con víveres y bolsas con enseres rumbo a las zonas anegadas. Como el gobierno ha impedido el tránsito vehicular a particulares, deben andar kilómetros hasta llegar a las zonas afectadas.

Y mientras las autoridades siguen sin brindar ayuda efectiva, los voluntarios de toda España siguen salvando a las personas afectadas.

Con información de France 24.