La tensión se eleva en Bolivia mientras las protestas por la aguda escasez de dólares y combustible entran en su segundo día consecutivo, extendiéndose por diversas regiones del país y generando serios retrasos en el transporte. La capital, La Paz, y la vecina ciudad de El Alto se han convertido en los epicentros de la movilización, donde indígenas y transportistas han tomado las calles exigiendo respuestas y soluciones urgentes por parte del gobierno.
La falta de información oficial por parte del Ejecutivo sobre las causas de esta crisis, que se agudizó durante el mes de marzo, ha exacerbado la incertidumbre y la frustración entre la población. Tampoco se han presentado públicamente alternativas o planes concretos para mitigar la situación, lo que ha impulsado a diversos sectores laborales a expresar su malestar de manera contundente.
Bolivia era un país que estaba ubicado sobre una una mina de oro, se decía que era capaz de tener riquezas por los próximos 500 años y mas, y era cierto. Pero adivinen qué pasó. Llegó el socialismo y el resultado es demoledor. Vean esto pic.twitter.com/tkmPaQPAe2
— Giuliana_NAC 🇨🇱 (@giuliana_nac) March 24, 2025
En La Paz, las manifestaciones se desarrollan de forma separada pero con un objetivo común. Indígenas aymaras, ataviados con sus vestimentas tradicionales, han rodeado por segundo día consecutivo la Plaza de Armas, donde se ubica la sede presidencial, en una clara demostración de su descontento. Ante esta situación, el gobierno ha optado por blindar la zona con un fuerte despliegue policial antimotines, cerrando los accesos a las áreas cercanas al poder Ejecutivo.
Por otro lado, los choferes también han protagonizado marchas y bloqueos en diferentes puntos de la ciudad, sumándose al clamor generalizado por la falta de combustible. La escasez de carburantes está teniendo un impacto directo y devastador en la economía de los campesinos e indígenas que se dirigen a la capital. Sin la posibilidad de transportar sus productos a los centros de venta, su principal fuente de ingresos se ve amenazada. Los camiones, esenciales para el traslado de toneladas de alimentos frescos, permanecen inmovilizados por la falta de diésel y gasolina.
Además de la escasez, los manifestantes denuncian una inflación creciente que, hasta marzo del presente año, ya supera el 12%, según sus estimaciones, tras un cierre de 2024 con cifras preocupantes. El aumento constante de los precios de los productos industriales alimenta el temor a una escalada inflacionaria en el corto plazo, lo que agudizaría aún más la precaria situación económica de muchas familias bolivianas.
La crisis del dólar, que se arrastra desde 2023, ha sido un factor determinante en la actual coyuntura. Diversas fuentes señalan que la falta de divisas ha llevado a una disminución alarmante de las reservas internacionales líquidas del país, recursos cruciales para la importación de combustibles que luego se venden a precios subsidiados en el mercado interno.
🚨🇧🇴 Bolivia se hunde en una nueva crisis: saqueos masivos de gasolina, escasez de combustible, colas interminables y protestas en La Paz y El Alto. La falta de dólares impide importar gasolina y diésel, y el gobierno socialista de Arce responde con teletrabajo. pic.twitter.com/3HWydyao7E
— Capitán Bitcoin (@CapitanBitcoin) March 23, 2025
Ante la falta de soluciones concretas, el gobierno de Luis Arce anunció la semana pasada una serie de medidas paliativas para reducir el consumo de combustibles, como la implementación de clases virtuales en las escuelas y la reducción de la flota del transporte público. Asimismo, se aseguró la compra de mayores volúmenes de carburantes. Sin embargo, estas medidas no parecen haber calmado los ánimos de la población, que exige soluciones de fondo a una crisis que amenaza con paralizar el país. Datos de la Defensoría del Pueblo revelan que el 66% de las estaciones de servicio a nivel nacional no contaban con combustible esta semana, y en aquellas que sí lo tenían, las filas de vehículos superaban las expectativas, con conductores esperando hasta 24 horas para poder abastecerse.
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La persistencia de las protestas y la falta de respuestas efectivas por parte del gobierno hacen presagiar una semana crítica para Bolivia, donde la escasez de elementos básicos como el combustible podría tener consecuencias aún más graves en la vida cotidiana y la economía del país.
Con información de Infobae
