La expectativa de la construcción del Tren Maya en las poblaciones por donde pasará, son muchas, la alegría de los habitantes de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo no tiene parangón, según constatamos en el recorrido de tres días realizado por los lugares donde se prevé haya estaciones.
Tren Maya, un haz de esperanza
La debacle y el abandono en el que se encuentra la industria ferroviaria del sureste del país, data desde 1995, aunque en 2007 una empresa privada se hizo cargo de los derechos, las instalaciones lucen en ruinas.
Pero el anuncio hecho por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador revivió la esperanza de más de 15 municipios por donde pasan y pasarán las vías de este tren; aunque en Playa del Carmen solo hará parada, pues la estación estará en Cancún, Tulum y Bacalar, en Quintana Roo, los habitantes de este polo turístico se unen a la algarabía ferroviaria.
Pedirán lo justo
Costumbres, tradiciones y economía son los tres ingredientes que a los mayas les preocupa, conocedores del tiempo y el espacio, pedirán que se les pague lo justo por la expropiación de las cientos de hectáreas en sus ejidos.
“Llevo 57 años de vivir en Escárcega, no hay trabajo, no se mueve la economía, el campo está abandonado. El tren le dará oxígeno a los comerciantes y pobladores de este lugar”, me dice Guillermo Hernández.
Quien recuerda con nostalgia que el tren Chiapas-Mayab era barato allá por los 90, y al hacer estación en el poblado, los vendedores ambulantes ofertaban comida, antojitos, bebidas, ropa, artículos de limpieza; además de rentar los baños, por si alguien quisiera viajar más limpio.
Ahora las estaciones están administradas por el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, el tren corre por la noche y espera horas y horas para que pueda reanudar su camino, pues hay que esperar que pase el otro, depende del sentido en que se mueva.
Detalles del recorrido
La velocidad con la que realiza el recorrido de la locomotora es de un máximo de 60 kilómetros por hora, pero en los poblados le baja a 20 kilómetros, es cuando vemos que un grupo de los que llaman indocumentados se trepa a los vagones de carga; la escena se repite del tramo de Balancán-Tenosique hacia la ciudad de Palenque, específicamente a la colonia Pakal-Nah, donde se encuentra la estación.
En “El Triunfo”, Balancán estado de Tabasco, antes que pase el tren, junto a la vieja estación se juega un partido de futbol; la luz cegadora de la locomotora y el silbido de la máquina, hace que los deportistas corran a sus autos, pues lo dejaron estacionados muy cerca de la vía, “con el solo impulso del aire y la magnetización de las vías, arrastra tu carro”, comenta uno de ellos mientras se sube a su unidad.
Campeche y Yucatán, también esperanzados
Los maquinistas de Campeche y Yucatán también tienen esperanza, recuerdan los gritos en las estaciones “¡que no se te vaya el tren!”, la frase del boletero a las personas que se encontraban en los andenes, era señal de que la máquina empezaría su recorrido por las vías, sostenidas fuertemente por los durmientes.
“Yo estoy listo para abrir brecha en la selva, somos varios que sabemos de la colocación de las vías, lo hemos hecho por muchos años, tenemos nuestra herramienta, hasta gatos hidráulicos”, nos comenta José Rodríguez, al vernos levantar imágenes de las vías del tren que pasan por Tenosique, sobre el puente del río Usumacinta.
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Lo cierto es que el Tren Maya, turístico y cultural, tiene a obreros, campesinos, artesanos, constructores, vendedores ambulantes, ejidatarios y prestadores de servicios turístico en vilo, pues más de 12 millones de habitantes de esta región de México esperan con ansias que llegue el 2019, para ver el inicio de una obra emblemática del nuevo gobierno de la República.