CIUDAD DE MÉXICO, MX.- En este año por terminar, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) logró consolidar una serie de iniciativas en beneficio de la sociedad mexicana, en particular, con la creación y renovación de infraestructura para la mejora de la visita pública en distintas zonas arqueológicas del país, a la par de continuar proyectos de investigación cuyos resultados han merecido el reconocimiento internacional.
La arqueología subacuática y sus grandes logros
En este sentido, el INAH hizo un recuento de lo realizado este 2017 donde, la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) resalta la apertura del Museo de Arqueología Subacuática en San José El Alto, Campeche.
Pero también, en materia de investigación, hacen un recuento de los éxitos que significaron las investigaciones en los cenotes de la península de Yucatán, específicamente en Quintana Roo.
El Proyecto Arqueológico Subacuático Hoyo Negro, que lleva a cabo la SAS, recibió a finales de este año el Premio Descubrimiento en Campo, otorgado por la Academia China de Ciencias Sociales en el Foro Arqueológico de Shanghai. La investigación inició en 2011, tras el hallazgo de una inmensa oquedad en una cueva inundada de Tulum, Quintana Roo, en cuyo fondo estaba el esqueleto humano femenino conocido como “Naia”, correspondiente una joven que vivió hace 12,000 o 13,000 años. Los estudios han permitido profundizar en el conocimiento sobre los primeros pobladores del continente americano. También se encontraron restos de 33 animales prehistóricos pertenecientes a 13 especies.
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El análisis de los restos de un perezoso gigante descubierto en 2010 en el cenote Zapote, municipio de Puerto Morelos, también en Quintana Roo, arrojaron que se trata de una nueva especie de este animal pleistocénico. La especie fue nombrada científicamente Xibalbaonyx oviceps, en alusión al inframundo maya identificado en las cuevas (Xibalba), a sus garras (onyx, en griego) y a la forma de su cráneo, similar a la de un huevo (ovum, en latín).
En el mismo ámbito, el equipo del proyecto Gran Acuífero Maya (GAM) del INAH descubrió diversos depósitos con restos de megafauna extinta hace más de diez mil años, entre ellos, los neurocráneos (cubierta ósea que protege el encéfalo) de un par de osos de la Edad de Hielo, del género Arctotherium. Esto al internarse en las profundidades de una galería que alcanza los 100 metros, dentro de una enorme cueva inundada de Quintana Roo, la segunda más profunda de esa parte de la península de Yucatán.