La expriista, expanista y experredista Marybel Villegas Canché, en su eterno afán de protagonismo, salió a lanzar una advertencia de que no permitiría que se endeudara al estado, a pesar que ella tiene responsabilidad en la debacle financiera de Quintana Roo, al aprobar como diputada las torcidas cuentas públicas, y la deuda, del ex gobernado que más saqueó al estado, Roberto Borge Angulo.

Tal como lo ha hecho antes, de criticar ante situaciones inexistentes, pues hasta el momento el Poder Legislativo incluso está inactivo y no hay solicitud alguna, la actual senadora de Morena afirmó que su bancada vigilará que “no se comprometa más el futuro de los quintanarroenses”; se trata de una incongruencia total, pues ella era la que, desde la máxima tribuna del estado, levantaba la mano a todo lo que le ordenaba el PRI, incluidas las cuentas públicas, llenas de desfalcos, pasivos, endeudamientos y desvío de recursos.

Hoy, con Roberto Borge Angulo tras las rejas y sus colaboradores en proceso, prófugos o amparados, se sabe del quebranto millonario perpetrado en esa administración, que vendió a precio de nada las reservas territoriales, se robó los apoyos a campesinos, privatizó el servicio del agua potable entre muchos otros delitos bajo investigación. Aunque toda esta atmósfera de corrupción era intuida por los ciudadanos, que por ello votaron por un cambio, quienes sí conocían todo este saqueo a las arcas públicas, y a detalle, eran los diputados locales, supuesto contrapeso democrático, pues ellos recibían las cuentas públicas de todas las dependencias gubernamentales.

Marybel Villegas Canché, como diputada priista, era una de las que veía de cerca estos números incongruentes, y pese a ello lo votó todo a favor sin siquiera protestar.

Es conocido que la única objeción que realizó fue a la cuenta pública de Benito Juárez, que llegó sin observación alguna, pues por “consigna” tenía que atacar a su presidente municipal, Julián Ricalde Magaña, por ser opositor a Borge. Por semanas mantuvo el circo de ordenar que se volviera a revisar los ingresos y egresos, en donde no se había hallado irregularidad alguna, mientras todo el robo efectuado a nivel estatal era pasado por alto.

Lo más grave, en 2014 ella votó a favor del endeudamiento del estado, por 10 mil millones de pesos adicionales, dinero que no se tradujo en más infraestructura o inversión productiva, sino que se fue todo a gasto corriente, probablemente desviado.

Además, en junio de 2016 y en medio de inéditas protestas, como parte del Congreso de Quintana Roo aprobó la contratación de uno o más financiamientos por 1,030 millones de pesos para el municipio de Solidaridad, que arrastraba una deuda de 758 millones de pesos que lo convirtieron, desde 2015, en el municipio con la deuda per cápita más alta del país.

La hoy senadora demostró entonces, y demuestra hoy, que no ataca por convicciones, sino por oportunismo político. Quintana Roo heredó una deuda pública de casi 23 mil millones de pesos, una de las más altas per cápita del país, por la corrupción borgista a la que ella no se opuso; ahora, sin embargo, viene a reclamar que se pretende endeudar a la entidad, cuando (y esto ella lo sabe bien) la actual administración en el pasado lo único que ha realizado es reestructurar esta deuda, ya adquirida, sin añadirle un peso, aprovechando las mejores tasas de interés que hoy pueden acceder, por llevar un control más responsable de las finanzas públicas.

La “tornasoleada” Marybel Villegas, ex militante de todos los partidos, confía como siempre en que la ciudadanía no recuerde sus pasadas incongruencias, cuando Morena incluso la colocó en su “Muro de la Vergüenza” por aprobar la reforma energética, en contra del llamado directo de López Obrador. Por fortuna, queda un registro histórico, como su firma en la cuenta pública de 2015, en el auge del saqueo borgista.

En contra de lo que cree, los quintanarroenses sí tenemos memoria.