Hace unos días, se dio a conocer el gran pecado de un sacerdote, quien a través de la mentira convenció a su congregación para que le depositaran dinero y con eso irse al mundial a ver a su selección ganar.
Dicho sacerdote, convenció a unas 50 personas de su iglesia para que le realizaran depósitos, los cuales serían destinados a obras comunitarias en África.
Pero lo más sorprendente de la situación, es que la Diócesis conocía su pasión por el juego y las apuestas, y aún así lo dejaron laborar; incluso las autoridades religiosas ya le habían ofrecido su ayuda en múltiples ocasiones para combatir su adicción al juego, pero el hombre se negaba. Por su parte, los fieles no sabían de la adicción del “padrecito”.
Aunque el sacerdote se arrepintió de sus actos y pidió perdón a sus feligreses; de acuerdo con medios locales, el hombre amante de las apuestas ya debe alrededor de 1.4 millones de francos suizos, (1.1 millones de dólares); después de asistir y apostar en varios partidos.
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Finalmente, el sacerdote enfrentará múltiples demandas por las personas que estafó, sin embargo, hay personas que aún confían en él y le han pedido que regrese al sacerdocio.